Mayo 2016
Les comento que el nombre de la capital de Dinamarca en danes es Kobenhavn y los locales lo pronuncian como si la “v” fuera una “u”.
Afortunadamente los días que estuvimos en Copenhague fueron lindísimos, con un cielo azul y linda temperatura, lo que no es muy común aunque sea primavera.
Es una ciudad muy bonita, con shoppings importantes que tienen negocios de todo tipo, desde elegantes boutiques hasta plantas bajas con mercados y negocios de comidas formidables,
Canales vistosos con veleros modernos y antiguos bordeados de restaurantes, bares, heladerías, distracción, entusiasmo y diversión por doquier.
Y un viejo parque de diversiones que se transformó en una de las mayores atracciones de Copenhague con sus bellísimos jardines, el Parque Tivoli, donde concurren no solo niños y jóvenes, sino también visitantes de distintos lugares del mundo.
La planta de la ciudad es muy atractiva
Ayer visitamos Malmö, la encantadora ciudad sueca que está ubicada frente a Copenhague, a la que se accede cruzando el puente sobre el estrecho de Öresund en el mar Báltico. Y por allí han sembrado molinos eólicos obra de la empresa española Iberdrola, que alimenta al Norte de Alemania.
Fue un día de playa, y nosotros aprovechamos para caminar por las lindas y variadas riberas del mar, hay de varios tipos, con roca, con arena, con decks, magníficamente bien acondicionadas con cemento, piedras de las playas, jardines muy bien cuidados y multiplicidad de flores de estación, nos quemamos la nariz y nos quedo la marca de los anteojos de sol.
Cuando terminamos la caminata nos sentamos en un lindísimo bar frente a esa costa tan bonita y tomamos unos ricos helados. Y desde alli contemplamos el famoso edificio neofuturista “Turning Torso” o “Twisting Torso” de residencias de lujo, ciento noventa metros de altura diseñado por Santiago Calatrava, el edificio más alto de Escandinavia, rotando un total de 90 grados a lo largo de nueve planos. Es increíble su estructura primera en su género. Desde la costa danesa se lo aprecia airoso, único, desafiante.
Estuvimos un rato largo contemplándolo desde diversos planos, no podíamos dejar de movernos a su alrededor . Quedamos maravillados.
De allí nos fuimos hasta la estación de trenes modernísimos para cruzar nuevamente el Puente de Öresund de regreso a Copenhague, una estación moderna, limpísima, con sencillos y muy lindos lugares de comida independientes entre sí, con mucha luz natural y notable prolijidad y limpieza en sus muebles, utensilios, servicio en general. Y la comida riquísima.
Cruzamos la calle a un Starbucks por un café rápido y nos encontramos un espacio magnífico, sillones comodísimos, cuadros originales de artistas locales, música agradable, el café sabroso y delicadamente intenso.
Lindo viaje inolvidable.
Van fotos.
Agur !