2018
La linda ciudad de Sydney se luce en muchas cosas, la magnífica y única Opera House, su puente en arco que festeja todos los principios de año con fantásticas luces de colores y fuegos artificiales, el engalanado y distinguido Queen Victoria Building y una playa soñada, la Bondi Beach visitada por propios y ajenos, con respetuosa concurrencia de todo el mundo que disfruta su amplitud, límpida y fina arena, olas que hacen las delicias de los surfers, y personal de seguridad que ayuda a los bañistas.
Buena cantidad de argentinos la visitan todos los veranos, muchos jóvenes sentados en ronda se divierten sin gritos.
No hay juegos de pelota, perros, música que impida la charla amena o el agradable descanso.
Todo es paz y placer visual.
Siguiendo con el recorrido de esa costa magnífica nos trasladamos a la inigualable Gold Coast (Costa Dorada). Todo un litoral marítimo de arena fina y clara bordeada por el mar de un lado y por imponentes edificios altísimos del otro.
Con cantidad de medianos centros urbanos a todo lo largo de la zona donde hay variedad de comercios, bares, restaurantes, lugares de esparcimiento, un sinfín de negocios muy variados. Estos centros urbanos son recorridos por transporte público moderno de inigualable diseño y comodidad. Seguros, impecablemente limpios son como pequeños trenes con amplias ventanas que transcurren su marcha con impecable serenidad.
Y así seguimos a las playas de Surfers Paradise, un verdadero paraíso para los surfers. Allí se realizan campeonatos, concursos, jóvenes del mundo entero se dan cita allí, todo un festín para los deportistas.
Estas playas australianas son especialmente bellas, tantas y tan variadas con un denominador común, limpias, seguras y placenteras.
Uno puede dejar su toalla, sus pertenencias en el lugar donde tomaba sol y caminar por una hora o más alejándose para regresar y encontrar todo lo suyo exactamente donde lo dejó.
Queda un solo pensamiento al retirarse de allí, regresar.
Agur!
Van fotos.