Octubre 2008
*Crónica del recorrido.
Comenzamos un viaje diferente en nuestras vidas por distintos motivos.
Por la ensoñación con la que uno piensa India, por una realidad fecunda en novedades para nuestra cultura, por un idioma que ni siquiera podemos descifrar, por una conducta local mansa, simpática, amigable con el turista, por una magnificencia espectacular en los monumentos y palacios, por una comida perfumada, fuerte, áspera, apetitosa para muchos, por costumbres contrastantes y por un velo que cubre realidades invisibles que se sospechan pero nunca se presencian.
Comenzamos en Delhi con dos versiones, la Nueva Dehli con el Minarete Qutab Minar, el mas alto del mundo, mausoleos, templos, hasta cruzar la Puerta de India y entrar a la Vieja Dehli con el imponente Fuerte Rojo y el Raj Ghat monumento en memoria de Mahatma Gandhi en el sitio de su cremación.
Y continuamos hacia Jaipur, la “Ciudad Rosa” del desierto de Rajashtan, una de las ciudades mas pintorescas del mundo.
Desde allí visitamos el Fuerte Amber el que se encuentra sobre una colina a la que se llega por un camino zigzagueante que nos brindó la única oportunidad en nuestras vidas de subirnos al lomo de un elefante.
Hay dos formas de subir, en jeep o en lomos de elefantes, desde luego desechamos el jeep, la otra metodología nos resultaba desafiantemente atractiva….y lo fue!
Como sucede en el mundo entero, alrededor del punto de inicio del camino hacia el Fuerte una serie de comerciantes vendían sus productos, sombreros de todo tipo, clásicos, otros de alas más anchas estilo safaris antiguos que recordaban viejas e inolvidables películas que se conocieron por aquí con los títulos de La Furia de Ceilán (o La senda de los elefantes) con la bellísima y joven Elizabeth Taylor y Peter Finch; otros sombreros con aires hindúes, musulmanes, de fantasía, en fin, una variedad sin fin que la gente compraba ante un sol vertical y fuerte. La ascensión fue de lo mas pintoresca y divertida, desde luego bien adelante del lomo de los elefantes iba sentado el “conductor” y sobre el lomo dos turistas y a pesar de los bamboleos en la subida el viaje resultó sumamente entretenido y agradable y desde luego una experiencia inolvidable
Dejamos Jaipur y emprendimos el camino a Agra por carretera visitando varios palacios y entre ellos el Palacio Panch Mahal hasta llegar a la ciudad de Agra que guarda la joya de India, el Taj Mahal.
Este monumento de mármol de una belleza imponente fue construido por Shah Jahan en memoria de su reina Mumtaz Mahal, quien murió al día siguiente del nacimiento de su décimo cuarto hijo y su construcción duró aproximadamente veinte años.
Su hermosa cúpula, sus minaretes, su preciosa decoración con incrustaciones transforman al Taj Mahal en la mas preciosa joya del arte musulmán en India.
Fuimos muy temprano, y encontramos el Taj Mahal envuelto en una nube naranja rosa. Fue una visión poética, pero la realidad nos informó que se debía a varias causas, la hora sin un sol pleno y un mix de niebla húmeda y contaminación del aire, que aseguran viene de China.
Luego de su visita por tres horas aproximadamente y de la visita al Fuerte de Agra, emprendimos el regreso al hotel de Jaipur en el bus que nos había trasladado y en el camino tuvimos una visión sorpresiva que nos devolvió a Occidente por un rato: Un local de Pizza Hut.
Para que tengan una cabal idea piensen que en India no se come carne de ningún tipo, no se toma leche de vaca, no se comen huevos, la comida tiene los sabores propios del país por los condimentos fuertes, muy picantes y la riquísima variedad de vegetales.
Después de doce días del menú local teníamos una leve nostalgia por la comida occidental que aumentó desmesuradamente al ver desde el bus un local de Pizza Hut. Comenzamos a contar las cuadras hasta llegar al hotel para saber cuan lejos estaba y poder luego regresar a comer pizza.
Y así lo hicimos, el tema fue en qué lo hicimos.
Nos dimos una ducha rápida y salimos tres desesperados a llegar lo mas rápido que pudiéramos al local, pensábamos tomar un taxi para abreviar el viaje.
Al salir del hotel nos encontramos con tal cantidad de rickshaws agolpados en la vereda del hotel de tal forma que prácticamente no podíamos llegar a la calle. Estos rickshaws tirados por una especie de triciclo adosado eran conducidos por hombres de distintas edades que pedían a voz de cuello que subiéramos en los que cada uno conducía desesperados por captar clientes.
Así, apremiados por los conductores subimos a uno sin fijarnos quien conducía. Luego de sentarnos ajustadamente los tres en el pequeño asiento que lejanamente se parecía a los clásicos rickshaws chinos, le indicamos al conductor que pedaleaba sentado en esa especie de triciclo que nos llevara al Pizza Hut. Asintiendo éste sin dar vuelta la cabeza hacia atrás, de tal forma solo le veíamos la espalda y un pelo ralo, algo largo y amarillento típicamente teñido mucho tiempo atrás con henna que fue perdiendo su color.
Cuando estábamos llegando, el hombre hablando sin mirar hacia atrás nos dijo que nos esperaría en la puerta de la pizzería, lo que nos preocupó ya que pensábamos quedarnos un rato comiendo y charlando sin apuro y así se lo dijimos,
Pero insistió en su propósito y no tuvimos otra opción que aceptar.
Y nos sorprendió que todos los conductores que habían llevado turistas allí hacían lo mismo agolpándose en la puerta de la pizzería.
De manera que tocándole la espalda le pregunté el nombre para saber a cual nos debíamos subir cuando saliéramos para no confundirnos.
Y el señor se dio vuelta por primera vez y con su tez tostada, su pelo ralo, largo y amarillo desteñido y una sonrisa sin dientes me dijo feliz “Ricky Martin” !
Al sentarnos en el Pizza Hut no podíamos hacer el pedido de tanto reírnos por la ocurrencia del nombre.
Comimos nuestras ricas pizza, charlamos, lo pasamos muy bien con los sabores conocidos y deseados y salimos felices con otra pizza para “Ricky Martin”.
Al día siguiente partimos en el bus rumbo a Khajuraho para la visita a los templos eróticos del grupo del Este y del Oeste.
En cada uno de estos dos grupos hay tres templos en cada uno y las esculturas que adornan estos templos representan dioses, diosas y parejas amorosas.
Al día siguiente viajaríamos por avión a Varanasi o Benares la ciudad sagrada por excelencia, coincidente con los ritos de purificación en el río Ganges lo que merece un capítulo especial que seguirá próximamente.
Van fotos de estos lugares!
Agur !